“La naturaleza y la calidad de nuestra relación con el mundo dependen en gran medida de la percepción que tenemos de nosotros mismos”. Aminata Traoré
Bamako es la capital de Mali y una de las ciudades más grandes del país, con 1.700.000 habitantes. Se encuentra a orillas del río Níger y es una ciudad alegre y hospitalaria, está llena de vida, música, mercados y calles sin asfaltar (y llenas de polvo), donde lo más normal es que tengas que esquivar tanto a motos como a cabras. En ella se habla el idioma oficial; francés y el bambara y conviven varios grupos étnicos como bambara, malinke, sarakole, peul, Tuareg y dogon.
COMO LLEGAR
En avión vía Paris en vuelo directo con
Air France y Air Mali o a Dakar en vuelo directo con Iberia y de ahí ir en avión o en tren hasta Bamako. Si tienes tiempo y ganas, otra opción es la que escogí yo, ir en coche desde Madrid, atravesando Marruecos, Mauritania y Senegal, entrando a Mali por Kayes.
QUÉ VER y QUÉ HACER
Bamako suele ser un sitio de paso para visitar otras atracciones de Mali como Mopti, Timbuktu o Djenne, pero merece la pena pasar un par de días y disfrutar de:
Mercados: su gran atractivo es el colorido que despliegan. Hay mercados de ropa, comida, y el famoso y turístico mercado fetichista para medicina tradicional, donde la gente va a comprar piezas de animales muertos como pieles, lagartos secos o cabezas de mono.
Museo Nacional: se trata de un museo pequeño, con esculturas, máscaras y textiles. También organizan actuaciones musicales.
Gran Mezquita: se encuentra en el centro de la ciudad, muy cerca del Gran Mercado.
Paseos a la orilla del rio Niger: por sus jardines y por ver como las mujeres lavan la ropa.
Oferta cultural: Mali, junto con Senegal y Burkina, tiene fama de reunir a los mejores músicos de África, entre ellos Toumani Diabaté (conocido en España en los años 90 por su participación con el grupo Ketama en los discos Shongai I y II), Rokia Traoré, Salif Keita, Habib Koité, Amadou & Mariam y Ali Farka Touré (famoso por su estilo musical donde fusiona música tradicional de Mali con blues), quien, dos años antes de morir, fue nombrado alcalde de Niafunké e invirtió parte de su dinero en mejorar la infraestructura del pueblo.
Para disfrutar de música en directo: Hippo d’Or.
También se celebran varios Festivales: Le festival Les Voix de Bamako, a finales de enero, Le Festival Théâtre des Réalités, en diciembre, La Biennale Africaine de la Photographie, dedicado a la fotografía contemporánea de África, donde se organizan bianualmente (marzo y noviembre) exposiciones de fotógrafos de Mali en diferentes
lugares de la capital y Le Festival International de Percussion de Bamako (Festip), en abril y que cuenta con artistas de diferentes países africanos.
DONDE COMER
– San Toro, es un restaurante de comida típica de Mali ligeramente europeizada. El sitio está decorado con obras de artistas locales y su propietaria es la antigua ministra de Cultura; Aminata Traoré. No sirven alcohol pero los zumos de frutas están exquisitos. Actuaciones musicales.
– Le Relais,
DONDE DORMIR
Azalai le grand hotel, precio medio, uno de los hoteles más antiguos de Bamako. Impersonal pero limpio y bien ubicado.
En las afueras de Bamako, a 15 minutos,
Badalodge.
NOTAS
– Probablemente las palabras que más oiremos mientras paseamos por la ciudad serán cadeau (niños pidiéndonos un regalo) y tubah (como se llama al extranjero).
– Bamako es una ciudad segura y su gente es amable.
– Al igual que en Senegal, llama la atención la elegancia con la que visten las mujeres, los colores de sus vestidos, los peinados, y como son capaces de mantenerla intacta rodeadas de tanta miseria y tanto polvo.