Una de las escapadas que hicimos este verano fue a Marbella a visitar a unos amigos. Nos llevaron de excursión a un pueblecito de casitas blancas en pleno Parque Natural Sierra de las Nieves, declarado Reserva de la Biosfera; Istán.
Istán se encuentra en la provincia de Málaga, a 300 metros de altitud y a tan solo 15 km de las playas de Marbella. Se accede por una carretera de montaña donde la mayor dificultad en subirla no está en sus curvas sino en sortear los innumerables ciclistas que suben cada día. Y es que toda esa zona esta llena de itinerarios senderistas y hasta 6 rutas BTT para bicicleta de montaña. Una de esas rutas desemboca en la Cañada del Infierno y a través del recorrido se pueden ver las acequias de origen musulmán construidas hace cientos de años para canalizar el agua y que a día de hoy siguen sirviendo como canalizadoras de agua para el riego de las huertas.
A Istán se le conoce como el “Manantial de la Costa del Sol”. Pudimos comprobar lo fresquita y buena que está el agua que se puede beber allí, aunque también nos sorprendió la cantidad de frutales que vimos paseando por sus calles; aguacates, higueras, naranjos, limoneros y jujubes o azufaifas; una fruta, para mi desconocida hasta ese momento, que nos dieron a probar unos lugareños, con sabor mezcla manzana, mezcla castaña. Al parecer es originaria de China y se conoce como la fruta de la inmortalidad por la cantidad de propiedades que tiene.
Y aparte de descubrir nuevos sabores de frutas, degustar su agua y ver las visitas del rio Verde, visitamos la iglesia de San Miguel, construida en el siglo XVI y la Torre Escalante, construida en el siglo XV y declarada Bien de Interés. Todavía puede verse el recinto abovedado, un arco de medio punto y el patio de las caballerías.
Como curiosidad, comentar que entre los 1400 habitantes censados en Istán, viven 25 nacionalidades diferentes.
Todas las fotos de este post han sido realizadas por mi hijo Marco, menos la que viene debajo de este texto, en la que aparece fotografiándome.
