Dónde dormir en Tangalle (Sri Lanka)

Shiva’s Cabanas es un resort con 5 cabañas de madera y restaurante que abrió hace tan solo seis meses. Fue uno de los hoteles que más nos gustaron de todo el viaje por Sri Lanka, no solo por el sitio donde está, también por que el resort invita a un relax absoluto a pocos metros de una playa virgen espectacular. Se trata de una de las playas más extensas y vírgenes del sur de Sri Lanka; la playa Marakolliya, a pocos kilómetros del centro de Tangalle.

Buscando alojamiento en Tangalle en internet, encontré su página web y me encantó. Reservé 3 noches esperando que tuviésemos suerte y no nos lloviese, puesto que viajamos en época lluviosa.

Cuando llegamos al hotel no nos decepcionó lo más mínimo. Lo primero el entorno, frente a las cabañas; una playa inmensa con cocoteros y pocas construcciones, cerca de la playa Rekawa, donde esperábamos encontrar a las tortugas desovando y detrás de las cabañas; una laguna con aves, varanos y monos.

Las cabañas son nuevas, muy agradables y acogedoras. Están a la sombra y tienen ventilación por lo que por la noche no hizo falta usar el ventilador.

Tienen un porche con una cama perfecta para echarse la siesta con el sonido de fondo de las olas del mar.

Por dentro las cabañas son amplias, con cama grande y cómoda. El baño está bien y limpio.

Hay wifi y funciona estupendamente, el hotel donde mejor funcionó de todos los que nos alojamos en Sri Lanka. Lo único que a las 11 de la noche cortan la conexión.

En el restaurante se come fenomenal, los platos que comimos estaban exquisitos, siendo los que más nos gustaron el chicken kebab y el arroz con curry (hay que pedirlo 1 hora y media antes).

El desayuno frente al mar viendo a los pescadores pescando langostas es de lo más relajante.

Nos trataron muy bien, y el encargado, Sumil, es encantador, nos organizó las excursiones a Rekawa Beach a ver las tortugas, el tuk tuk para ir a Rock Temple y para el transporte para ir a Tissa.

El mar estuvo agitado los 4 días que estuvimos y creo que es lo normal, pero justo enfrente del hotel, hay unas rocas que frenan las olas y se forma una piscina natural donde el agua está más tranquila.

El último día que estuvimos en Tangalle nos levantamos pronto para ver el amanecer y fuimos caminando hasta la playa de Rekawa. Son unos 5 km en los que se puede pasear sin ver una sola edificación.