Aparte de los delfines, pececillos de colores, guacamayos, tucanes, iguanas y hasta cachorro de león que se encuentran en cualquier sitio turístico expuestos al público para poder hacerte fotos con ellos, nos encontramos mientras caminábamos dentro y fuera del hotel con varios bichos y animalillos en su hábitat.
Los jardines del hotel están llenos de iguanas y tejones.
La playa y manglares están plagados de cangrejos, mejillones, y pececillos.
En Cobá vimos varias tarántulas de abdomen naranja (Brachypelma epicureanum), nos dijeron que no era venenosa, eso si, sus pelos son urticantes.
Poco después de la primera tarántula que vimos nos topamos con una coral diminuta. No teníamos claro si era la verdadera o la falsa hasta que nos lo aclaró un lugareño; la coral es negro-amarillo-rojo-amarillo-negro y para aprender a diferenciarlas nos dejó un dicho que dice “negro y amarillo te mata la coralillo, rojo y negro no hay peligro”. Por lo que estábamos ante la verdadera y encima pequeña, que son más venenosas. Fue muy escurridiza y no nos dio tiempo a sacar la cámara.
Y al bichito que más odio y al que nunca puedo evitar a pesar de las precauciones (manga larga al amanecer y atardecer, repelente local y vitamina B1) es al mosquito.
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