Al norte del Alentejo, en Portugal, muy cerca de la frontera española y lindando con la provincia de Cáceres, se encuentra la Sierra de Sao Mamede; un buen sitio para hacer senderismo o descubrir pueblecitos con calzadas romanas y castillos, como Marvao y Castelo da Vide.
Elegimos la zona como destino para hacer una escapada desde Madrid y pasar allí un fin de semana largo. La idea era alojarnos en plena sierra para hacer senderismo pero al viajar en pleno verano, el calor hizo que las únicas caminatas que hiciésemos fuesen por los pueblos cercanos al sitio donde nos quedamos a dormir.
Marvao
Marvao es una villa medieval amurallada de casas blancas y calles empedradas y empinadas en lo alto de una colina. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.
El nombre le viene de Ibn Marwan al-Yil’liqui, apodado “El Gallego”, quien creo el reino de Badajoz y fundó Marvao. Cada año, durante el primer fin de semana de octubre, se celebra un festival islámico que conmemora la fundación de las dos villas. Hay mercado medieval, espectáculos y conciertos.
Llegamos el día en que comenzaba el Festival Internacional de Música, y se celebraba un concierto en el castillo, precedido por un recital de apertura del Festival en los jardines de Santa María, por lo que el pueblo estaba lleno de gente.
Disfrutamos mucho de la comida y de las vistas al Alentejo desde el Castillo.
Castelo de Vide
Esta villa, famosa por su judería, callejuelas y fuentes, se encuentra a 10 km de Marvao. A él es posible llegar haciendo senderismo desde Marvao (3 horas ida).
Se enorgullece de tener uno de los barrios judíos más antiguos de Europa. Allí fueron a vivir los judíos que fueron expulsados de España en 1492, aunque más tarde, en 1496, fueron también expulsados de Portugal.
Fuimos un día de mercadillo por lo que el pueblo estaba bastante animado. Recorrimos todas sus calles floridas, incluidas las de la judería, vimos la sinagoga y visitamos el castillo, eso si, llegamos hasta él con algo de dificultad, intentamos acceder a él adentrándonos por las callejuelas, llenas de perros y gatos, y como nosotros íbamos con el perro, tuvimos que salir huyendo de un acorralamiento que le hicieron 2 perros y un gato y subir al castillo dando toda la vuelta al pueblo.
Comimos muy bien y a buen precio.
Alojamiento
El sitio donde nos alojamos, en el pueblo de Santo Antonio das Areias, a escasos kilómetros de Marvao, se llama Pego Ferreiro. El propietario; Richard, construyó hace más de 10 años 3 casitas esparcidas por la finca (The Goat House, River Lodge y Boar Hide).
Cuando reservamos solo quedaba disponible The Goat House. La gracia de la casita, aparte de estar en medio del campo, rodeada de encinas y alcornoques y cerca del rio Sever, donde pudimos disfrutar del fresquito de sus aguas con la única compañía de libélulas y lagartijas, entre otros insectos, es que tanto la electricidad como el agua se obtienen de los recursos naturales. Para ducharse, o para lavar los platos, se hace con agua de lluvia y toda la luz proviene de placas solares. Ducharse o ir al baño al aire libre fue toda una experiencia de lo más agradable. Nos encantó poder ver todo el cielo estrellado con tanta intensidad. Y lo mejor de todo es que pudimos sobrevivir sin wifi.